lunes, 29 de enero de 2018

martes, 10 de junio de 2014

Donde quedaron esos besos

Que fueron esos besos/ donde me besabas al oido con palabras ahogadas por tu risa juvenil./ A donde se fueron esos besos/ que me dejabas marcadas en mi mejilla con tu rouge/ y yo caminaba por el mundo sin temor al paso del tiempo./ Donde quedaron esos besos/ que se posaron ardientes en cada poro de mi piel desnuda/ y eran la sal de mi vida y la miel de todas mis luchas./ Donde quedaron esos besos/ cuando se juntaban nuestras bocas/ y nada era sufrimiento y todo tenía el sabor de primavera./ Donde quedaron esos besos/ marcados en los árboles y en los soles/ en cada noche envueltos como la hiedra./ Donde quedaron esos besos/ que se confundieron con lágrimas/ que pronto se transformaron en nuestro hijo amado./ Donde quedaron esos besos/ sonoros y transparentes como el mar y el cielo/ cuando vamos caminando sobre los besos soñados,/ a nuestra divina vida y longeva./

domingo, 9 de marzo de 2014

El ojo de una aguja/ ¡Pasen y vean !/ El ojo de una aguja,/ construida para sostener el cielo;/ una aguja hecha de la mejor ley con los mejores aceros y cabeza de oro su ojo es flexible como el latex para poder entrar sin tropiezos ni miramientos con todos los ejercitos de la tierra . ¡Pasen y vean! no olviden traer hilo pues con ella solo pueden subir y entrar; amarren todas sus pertenencias incluidas sus almas; si alguien deja un talento en tierra no podrá ingresar al ojo de la aguja, porque de inmediato detectará su mentira. ¡Pasen y vean! el ojo de una aguja construida para sostener el cielo ¡Pasen y vean! Fechado el 5 de junio de 2012 José Ignacio Samacá Hernández

miércoles, 10 de abril de 2013

SABEN LOS DIOSES

SABEN LOS DIOSES Sabe la mañana prendida de auroras/ que me despierto como el volcán/ de ruidos, de vientos veloces,/ de arenas y lava ardiente./ sabe el mediodia, quemante por el sol/ que soy picante y desolador./ Sabe el atardecer, conciliador y sereno/ que soy como crepúsculo en arreboles,/ escondiéndose entre los sauces,/ montes, llanuras, ríos y mares./ Sabe la noche durmiente de sueños/ que soy como las estrellas,/ abriendo caminos cegados por la oscuridad/ y el lucero titilante de esperanza,/ cuida su luna plateada,/ para que el hombre duerma en paz/ con sus hijos y mujer./ Sabe mi pluma repleta de tinta de oro/ que no se agotará nunca/ para escribir el vuelo de las aves/ que se desplazan por las fronteras libres./ Buenos Aires 12 de febrero de 2013 José Ignacio Samacá Hernández

sábado, 19 de diciembre de 2009

La silla del rey guayacán

La silla del rey guayacán

La silla del rey guayacán
que se apoya erguida como un asta,
está apoyada sobre una montaña
de muertos inocentes;
de guerreros descuartizados y desmembrados
por una ola de odios y poderes;
por una siembra de comunidades indígenas y campesinos
que cultivan las tierras abandonadas.

Esa silla está hecha con patas de huesos humanos
y los brazos son de tibias y antebrazos;
la sentadera es de piel humana,
y el espaldar de costillas y omóplatos
que sostienen la sentadera y espalda del rey,
bebiendo vino en jarrón de oro
sin preocuparse de su pueblo herido.

En esa montaña de muertos,
cada uno de los fallecidos,
llevan en sus manos encrespadas por el horror
el pan o fruta
que no pudieron llevar a su boca.

En esas caras petrificadas por el dolor
hay niños, ancianos y jóvenes
que perdieron su sangre por una madre,
por un hijo y por un padre;
tratando de vivir una vida humana
sin rencores ni temores,
para no tener que desplazarse a otro mundo.

Pero de repente
el Cóndor de los Andes
que lo ha visto todo,
se desplaza indignado hacía la montaña,
y con una sola ala de su envergadura
corta desde su base la montaña
y se desmorona esa cima,
incluido el rey guayacán
como si fuera una simple arena
arrastrada por el mar
y todo se convierte en abono
para que la tierra produzca
la naturaleza verde y fértil y sin erosión.

Buenos Aires 19 de 2009
José Ignacio Samacá Hernández

viernes, 29 de mayo de 2009

PATRIARCAS

PATRIARCAS

Fiebre de monstruos
que levantan muros,
sin saber los odios
que generan sus manos
al querer dominar los mundos.

Simios aberrantes del pueblo
que tambalean sobre el barro
y el lodo toma un color de venganza
hasta convertirlos en patricidios.

Fantasmas atormentados,
caminan por todos los orbes de la tierra
con sus manos pringadas de sangre patria
y se entornan en su propio cuello
para asfixiar su yugular muda;
y dejar libre las siembras de los campos;
y ver crecer las primaveras en danza,
donde los veranos enverdecidos
vuelven a dejar semillas doradas
para un mundo lleno de gracia.

José Ignacio Samacá Hernández
Buenos Aires, 23 de Abril del 2009

viernes, 13 de marzo de 2009

ROSAS BLANCAS

ROSAS BLANCAS
A:Todas Las Mujeres del Mundo


Qué suavidad de tus pétalos
que hasta tu tallo se viste de espinas
para cuidarte de tus tormentas
que prodigan los días aciagos.

Qué blancura de tus pétalos;
pareciese los días soñados
de cuantas mariposas revolotean en los bergeles
y los campos sembrados de rosadales,
para que tu vistas con armonía y elegancia.

Qué transparencia de tus pétalos
que igual, al alma de una mujer,
crece y abre sus pétalos
para ofrecerlos al mundo sin desdén,
dando a sus hijos el beber y el comer
sin reproches ni perjurios
para avanzar como los sabios.

Qué fragancia tan agradable de tus pétalos,
cuando el rocío de la lluvia
posa en cada uno de tus trajes blancos;
cada gota de agua se ilumina como una preciosa perla
que va acicalando tus encantos.

Qué virtud de tus pétalos, Rosas Blancas
que aún deshojadas de tus corolas
tapizan caminos con tus pétalos;
y aún marchitas por los tiempos,
en cofres de cristal, se guardan tus extractos
y de tu tallo brotan gajos y gajos
para continuar con el proceso de embellecer
la lozanía de mujer.

José Ignacio Samacá Hernández
7 de marzo de 2009
Buenos aires, Argentina